Puesta de sol de verano, en La Caldera de Tejeda Gran Canaria (12 agosto 2017)
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La gran Caldera de Tejeda, ante mi se extiende el resultado de 14 millones de años de evolución. A esta hora la luz del sol resalta la silueta de todas y cada una de las montañas y valles del oeste de Gran Canaria. Me siento pequeño al contemplar este paisaje inmenso, casi infinito. La tranquilidad que me genera esta visión contrasta con la violencia que lo ha producido: enormes erupciones volcánicas, un gran hundimiento y una erosión agresiva. Al oeste, siempre sobre las nubes, sobresale imponente el Teide, la montaña que todo lo ve, al otro lado, veo los grandes roques sagrados: Roque Nublo y Roque Bentayga, un halo de misterio los envuelve. El espectáculo es único, grandioso, no quiero que caiga la noche. Esta visión sobrecogedora inspiró al filósofo español Miguel de Unamuno, quien al contemplar este paisaje lo definió como una “tempestad petrificada”. La puesta del sol que estoy viviendo podría ser una de las más bonitas que he visto en mi vida. Quiero parar el tiempo, pero no puedo. A lo lejos ya veo las luces de Tejeda, y más lejos aún veo las luces de la Aldea, el pueblo más más aislado de la Isla.
Fuente Información :http://www.walkingrancanaria.com/es/c…